sábado, 9 de abril de 2016

La ética de la empresa y la ética de las organizaciones

La siguiente síntesis está basada en el video de Francesc Torralba (2011): Ética aplicada al mundo empresarial.

La ética de la empresa y la ética de las organizaciones, es un fenómeno que ha ido surgiendo en la necesidad de aplicar la ética en el ámbito empresarial, de allí que ahora en las organizaciones se hayan creado por ejemplo los códigos de ética, guías de buenas prácticas, pautas éticas en la dirección de la vida profesional, etc. Pero porqué emerge este fenómeno? Responde a una necesidad fundamental bajo 4 actitudes:

1. Actitud ingenua: Es la que no considera suficientemente los intereses, las tensiones, los conflictos y en ocasiones, el juego sucio que puede haber también en las organizaciones. Pero hay quienes consideran que no es necesario proponerlo sino que la ética ya está presente en ellas.

2. Planteamiento apocalíptico: Las organizaciones se rigen solamente por la sed de audiencia, consumo, rentabilidad y si para conseguir aumentar la cuenta hay que transgredir, vulnerar, engañar o simplemente competir con malas artes, todo vale. Desde este planteamiento la ética no tiene lugar en las organizaciones.

3. Actitud cínica: De algún modo convierte a la ética en cosmética, “ya tenemos un código de ética y seguiremos haciendo lo que hacemos siempre, pero queda bien tenerlo” Se convierte en un elemento de fachada o cosmético, pero al interior de la organización, los procesos y las interacciones tienen mucho que desear por lo que respecta a los valores éticos.

4. La ética como elemento imprescindible para la cohesión de una organización: Conoce las dimensiones de negatividad que tiene el mercado. Sin ética es imposible mantener una organización, su flujo, su calidad y su credibilidad en el entorno, se respetan los derechos de todos quienes colaboran en el producto final, existe una relación de equidad entre los colaboradores, los valoran por su talento y su capacidad: se fideliza al talento y por lo tanto no se va (no se retiene solo por el dinero). Existe calidad humana: no hay discriminación y se respeta la vida personal y familiar.

Surgen dos preocupaciones muy marcadas:

¿Cómo compatibilizar la ética con la competitividad?

Con la dureza del mercado, que no conoce virtudes como la calidad, la compasión, donde el pez grande se come al pequeño, lo que se ve siempre en tiempos de crisis y de precariedad. Se deben compaginar juntamente competitividad y cooperación, determinarse como sinónimos. Por lo general los que deben competir, hacer de lado a la ética, simplemente hacen lo que el mercado exige, sin embargo, el modelo de una organización que busque solamente su propio beneficio, lleva a su propio colapso. Lo único que hace que una organización sea competitiva, es que todos sus miembros cooperen, que haya transparencia, transferencia y talentos e ideas y pensamientos, capacidad de autocrítica, de autoanálisis y diagnóstico, debe existir la capacidad de detectar cuál es el producto que necesita el entorno en un momento dado y tener la flexibilidad para ofrecerlo. La ética no es un elemento que tiene como consecuencia una pérdida de valor y de potencia en el mercado, todo lo contrario. La cohesión hacia el equipo genera relaciones de equidad y de cooperación, genera más competitividad en el mercado porque concibe la cooperación dentro de la organización.

¿Cómo ser dignos de confianza y cómo generar confianza de lo que estoy ofreciendo en el entorno? 


Esta preocupación va en aumento, así como va en aumento la suspicacia o la desconfianza. La confianza es algo que toda organización desea como si fuera un talismán y en momentos de crisis, es aún más esencial que uno pueda confiar en determinada organización.

Los siguientes son ítems o capacidades claras para generar confianza:

1. La competencia: Si una organización es competente, es decir, hace bien lo que tiene entre manos, el resultado es que generará confianza. Por el contrario, la incompetencia genera desconfianza, y hace muy difícil recuperar nuevamente la confianza.

2. La transparencia: La transparencia es clave para la confianza, significa poder presentar claramente lo que uno hace, lo que una organización presenta a la sociedad. Si no está presente en una organización, generará frustración y crisis de confianza.

3. La honestidad: Se traduce en reconocer sus propios límites y derivar a otro que haga la tarea. Si se promete algo solo por retener al usuario, se es deshonesto y genera una crisis de credibilidad. La honestidad es la capacidad para poder identificar claramente cuál es el servicio o producto que se puede ofrecer y ser sensato para poder decir “esto no podemos hacerlo pero otras organizaciones sí”

4. La proporcionalidad: Tiene que ver con la relación valor-precio. La crisis económica que vivimos hoy día, es precisamente una desproporción entre valor y precio: vender a un precio que no es coherente con su valor real.

5. La flexibilidad: Es la capacidad de adaptarse a la metamorfosis del entorno. Si una organización se mantiene igual, se queda sin mercado y además pone de manifiesto que en la organización no hay talento. Se deben buscar estrategias con anticipación a los escenarios difíciles por venir. El talento está en la capacidad de anticiparse a una necesidad antes de su surgimiento.

Las anteriores capacidades son las que encierran la ética y cuando una organización puede tenerlas, son como una constelación a su alrededor, genera confianza.

¿Cómo vincular a la ética de las organizaciones con la internética?

La internética es la reflexión ética sobre el uso y manejo de la red. Hoy en día muchos se preguntan cómo vivíamos y cómo trabajábamos sin red, cómo consumíamos, cómo nos informábamos, cómo nos divertíamos, cómo nos comunicábamos. Al vincular la internética con la organización, es en esa relación ética donde las transformaciones positivas y negativas han influenciado en la vida personal y en la de la organización. Existen dos escenarios: La red nos ha liberado, ha mejorado la calidad de las interacciones, ha mejorado la cohesión interna de las organizaciones, ha unido a personas separadas por razones de trabajo, ha surgido más fraternidad y solidaridad entre personas y pueblos. Por otro lado, cada vez tenemos menos tiempo.

El contexto de crisis es un contexto que invita a pensar, no es solo un fracaso estrepitoso, es una oportunidad para pensar en qué la ha generado y qué lecciones puedo aprender de ella, lo que nos lleva e reflexionar en preguntarse ¿qué parte es mi responsabilidad? y para lograr esto se requiere de autocrítica, que es la capacidad de releer críticamente los procesos internos de una organización y tratar de ver qué parte tuvo en la manifestación de esa crisis y cómo salir de ella. El peor modo de salir de una crisis es mirar al otro lado e imputar la causa a otro, indefectiblemente.

La ética regula la vida de las organizaciones desde la sensatez y el sentido común.

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Video de referencia: https://www.youtube.com/watch?v=7YjlGrwUx38



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